En Valle de Bravo, México, donde las montañas abundan, se encuentra La Pedrera, un restaurante que se convierte en una obra arquitectónica integrada a su entorno. Este proyecto se presenta como un volumen ahogado en las piedras, una línea que se difumina entre las montañas.

La Pedrera atraviesa de lado a lado el paisaje circundante, creando un vínculo profundo con su entorno natural. Los materiales reflejantes y ligeros son seleccionados para que la construcción se integre de manera sutil en el paisaje, permitiendo que los visitantes perciban el paisaje sin interrupción.

El objetivo principal de La Pedrera es difuminar las líneas entre la naturaleza y la construcción, logrando una sensación de fluidez donde el interior y el exterior se entrelazan de manera orgánica. Los servicios, estratégicamente posicionados en el centro, se destacan por su uso de acero inoxidable, que crea una continuidad en el material metálico reflejante presente en toda la estructura.